La escala de la etiqueta energética: cómo entenderla y qué significa en tu hogar

La etiqueta energética es una herramienta esencial para evaluar la eficiencia de una vivienda o de un electrodoméstico. Su objetivo es siempre el mismo: ayudarte a entender cuánto consume un elemento y cómo ese consumo afecta a tu factura y al medio ambiente. Pero su lectura puede generar dudas, especialmente porque existen dos sistemas distintos: uno para los edificios y viviendas y otro para los electrodomésticos.

Comprender ambas escalas te permitirá tomar mejores decisiones, comparar productos y valorar la eficiencia real de tu hogar.

La escala energética en el certificado de eficiencia energética (viviendas)

En las viviendas, la etiqueta energética clasifica el nivel de eficiencia en una escala de A a G:

  • A significa máxima eficiencia.
  • G indica bajo rendimiento y alto consumo.

Este certificado refleja dos indicadores principales:

  • Consumo energético (kWh/m² año)
  • Emisiones de CO₂ asociadas

Cuanto mejor es la letra, menos energía necesita la vivienda para climatizarse y mantener el confort.

Ejemplos en un hogar

Una vivienda con calificación A
Un piso de nueva construcción con aislamiento térmico avanzado, ventanas de alta eficiencia y sistemas modernos de aerotermia. Mantiene la temperatura con muy poco consumo y genera bajas emisiones.

Una vivienda con calificación D
Un piso de los años 90 con ventanas antiguas y aislamiento moderado. Necesita más calefacción y aire acondicionado para estar confortable.

Una vivienda con calificación F o G
Una casa sin aislamiento, con carpinterías antiguas y sistemas de calefacción de gasoil o eléctricos de bajo rendimiento. Consume mucha energía y pierde calor con facilidad.

La escala energética de los electrodomésticos

Los electrodomésticos tienen su propia etiqueta energética, renovada hace pocos años, con una escala más estricta:

  • A → Máxima eficiencia
  • B / C → Buena eficiencia
  • D / E / F / G → Mayor consumo

La nueva normativa eliminó las antiguas etiquetas A+, A++ y A+++ para ofrecer una clasificación más clara. Esta etiqueta muestra:

  • Consumo anual aproximado
  • Nivel de ruido
  • Capacidad
  • Datos específicos según el tipo de aparato (ciclos, litros, programas…)

Ejemplos en un hogar

Un frigorífico con etiqueta A
Consume mucha menos electricidad a lo largo del año y mantiene la temperatura con alta eficiencia. Puede suponer un ahorro notable a largo plazo.

Una lavadora con etiqueta C
Tiene un consumo medio. Suele ofrecer un buen equilibrio entre eficiencia, precio y rendimiento.

Un lavavajillas con etiqueta F o G
Consume mucha más energía y agua que los modelos actuales. Su uso continuado incrementa la factura y su impacto ambiental.

En qué se parecen y en qué se diferencian ambas escalas

Aunque comparten la misma estructura visual —colores del verde al rojo y letras de la A a la G—, vivienda y electrodomésticos no se miden con los mismos criterios.

  • En viviendas, la etiqueta evalúa demanda energética, aislamiento, sistemas térmicos y emisiones.
  • En electrodomésticos, la etiqueta mide consumo eléctrico individual y rendimiento del aparato.

Lo que sí comparten es su objetivo: ayudarte a tomar decisiones más informadas y optar por soluciones que consuman menos energía.

Por qué es importante entender estas escalas

Conocer la escala energética permite:

  • Comparar viviendas al comprar o alquilar.
  • Evaluar el impacto de las instalaciones térmicas.
  • Elegir electrodomésticos que reduzcan la factura.
  • Planificar mejoras en el hogar basadas en eficiencia real.

Una letra mejor no solo significa consumo más bajo: también indica mayor confort, menos emisiones y un hogar más preparado para el futuro.